Cada 22 de marzo recordamos la importancia y la relevancia del agua en nuestras vidas y en la de nuestro planeta, sin este líquido esencial la vida no sería posible.
Es también, un recurso finito y fundamental para el desarrollo socio-económico, por lo que debe gestionarse cuidadosamente en cada una de las fases del ciclo del agua: desde la extracción del agua dulce, su tratamiento, su distribución, su uso, la recogida y depuración de las aguas residuales, el uso de los efluentes depurados y su retorno definitivo al medio ambiente, para ser nuevamente utilizada.
Esta celebración tiene por objetivo concienciar acerca de la crisis mundial del agua y la necesidad de buscar medidas para abordarla de manera que alcancemos el Objetivo de Desarrollo Sostenible 6: Agua y saneamiento para todos antes de 2030.
Este año 2022 se quiere focalizar la atención en las aguas subterráneas con el lema “Aguas subterráneas, hacer visible lo invisible”.
Las aguas subterráneas se encuentran bajo tierra, en los acuíferos (formaciones de rocas, arenas y gravas que contienen cantidades importantes de agua). Tras alimentar manantiales, ríos, lagos y humedales, las aguas subterráneas finalmente se filtran a los océanos. Su principal fuente de recarga es la lluvia y la nieve que se infiltran en el suelo y pueden extraerse a la superficie por medio de bombas y pozos.
Casi la totalidad del agua dulce en forma líquida del mundo es agua subterránea, alrededor del 40 % de toda el agua utilizada para el riego proviene de acuíferos y la mayoría de las zonas áridas del planeta dependen por completo de este recurso.
Además, las aguas subterráneas son decisivas para el buen funcionamiento de los ecosistemas, como los humedales y los ríos.
Es nuestra obligación protegerlas de la sobreexplotación -extraer más agua de la que se recarga con la lluvia y la nieve- y la contaminación que actualmente las acechan, ya que puede desembocar en el agotamiento de este recurso, en el encarecimiento de su tratamiento y regeneración y hasta la paralización de su uso.
Este año, hay que reivindicar el estudio, la protección y la utilización de las aguas subterráneas de forma sostenible para sobrevivir al cambio climático y satisfacer las necesidades de una población en constante crecimiento.
Desde la Secretaría de Salud Laboral y Medio Ambiente no podemos olvidar que el agua es un recurso público y básico para el desarrollo sostenible, por su triple funcionalidad ambiental, social y económica, que está estrechamente vinculado con los desafíos mundiales más relevantes como la lucha contra la pobreza, el cambio climático, el derecho a la alimentación y a la salud, la protección del medio ambiente o la igualdad de género.
Foto: UNICEF/Raphael Pouget